Denis Rader (BTK), el asesino que aseguraba «sentir alivio sexual al matar a sus víctimas», cometió un nuevo crimen el mismo año que acabó con la vida de la familia Otero. Kathryn Bright, de 21 años, fue su siguiente objetivo.
El 4 de abril de 1974, alrededor de la 1 de la tarde cuando Kathryn y su hermano Kevin entraron en el apartamento de ella, BTK los esperaba dentro empuñando un revolver. Obligó a Kevin a atar a su hermana y lo llevó a otra habitación donde intentó pasar una cuerda por el cuello de Kevin pero el joven logró defenderse, golpeó a Rader hasta hacerse con el arma e intentó dispararle al estómago, no se percató de que el revolver tenía el seguro puesto y su intento fue fallido. Rader aprovechó para recuperar el arma y disparar dos veces a la cara de Kevin. Creyó que había muerto y regresó al cuarto donde estaba Kathryn a quien atacó con tres puñaladas en el abdomen. Concentrado en su macabro disfrute no se dio cuenta de que Kevin, que seguía vivo, consiguió llegar a la calle arrastras y un conductor lo llevó hasta el hospital.
Cuando la policía entró en el apartamento, Rader ya había huido y encontraron a Kathryn, estaba viva. Tristemente, falleció a las siete de la tarde en el hospital. Kevin logró sobrevivir y, pasado un tiempo, su testimonio ayudó a que condenasen a Rader.
Tres años después, en marzo de 1977, BTK cometió un nuevo asesinato. La víctima, Shirley Vian de 26 años era madre de dos niños y una niña pequeños y, según palabras de Rader «la eligió de forma totalmente aleatoria». Daba vueltas por el barrio cuando vio a un niño entrar en una casa. Rader se dirigió hacia allí, llamó a la puerta y engañó al niño fingiendo ser un detective privado para que le dejase entrar. Una vez dentro actuó rápido. Los amenazó con una magnum 357 y encerró a los tres pequeños, que no cesaban de llorar, en el baño. Minutos después ató y asesinó a la madre estrangulándola con una cuerda, luego le tapó la cabeza con una bolsa y se masturbó. Una llamada telefónica salvó a los niños de morir a manos de Rader, ya que según sus propias palabras «al escuchar el sonido pensó que podría ser un vecino y escapó».
Los hijos de Shirley Vian crecieron sin su madre quien intentó protegerlos hasta el último momento. Aun así, siguen siendo víctimas colaterales del asesino BTK.
El 8 de diciembre de ese mismo año (1977) Rader volvió a matar.
Nancy Fox, de 25 años, fue otra de las víctimas aleatorias de BTK. Nancy trabajaba en una joyería y vivía en un modesto dúplex en el que el 8 de diciembre, entorno a las 9 PM de la noche, Rader se coló tras cortar la línea de teléfono. Cuando la joven llegó y entró en la cocina se topó con Rader, quien apuntándola con un arma la obligó a ir hasta el baño donde le ordenó que se desnudara. A continuación, la llevó al dormitorio, allí la ató a la cama y la estranguló con sus propias medias mientras le hablaba de quién era y de los otros asesinatos que había cometido.
A las 8:20h del día siguiente, el propio BTK hizo una llamada a la central de la policía alertando del asesinato de la joven. No se identificó. La policía halló muerta a Nancy Fox, una joven víctima que dejó atrás una historia y una familia destrozada.
Pasarían casi diez años antes de que el cruento asesino BTK volviese a matar…